Se refiere el presente asunto a una demanda de daños y perjuicios morales que ha incoado Darwin Ismael Pérez Castro contra Adrián Antonio Márquez, quien a su vez, en la contestación de la demanda ha reconvenido a la parte actora también por daños y perjuicios.
Ahora bien, cuando el demandado-reconviniente finaliza su reconvención, expresó:
“Los daños patrimoniales abarcan la cantidad de Sesenta mil (Bs.60.000, oo) bolívares, son gastos profesionales, lucro cesante y demás gastos derivados de este proceso.”
Es claro que lo que pretende la parte demandada con su reconvención es un resarcimiento por los daños causados en el juicio que le ha sido incoado en su contra; y esto no es posible hacerlo en el mismo juicio.
En efecto, una persona que ha sido demandada debe esperar a que concluya el juicio para establecer si éste es temerario o ilegítimo, y además conocer los posibles daños que le hayan podido irrogar en ese juicio; ya que la conclusión o fin de un de un proceso es siempre algo incierto y no se puede adelantar unos resultados que no se conocen salvo que entremos a hacer pronósticos a futuro, lo cual es contrario a lo que exige el art. 16 del Código de Procedimiento Civil, que dice que Para proponer una demanda el actor debe tener un interés actual.
Por falta de interés actual es que los únicos daños y perjuicios que cabe esperar acordársele a favor de un demandado en el mismo proceso donde ha sido llamado, y por razón del mismo juicio, son las costas procesales, en el supuesto caso de que salga ganancioso del mismo.
No es que un juicio no pueda erigirse en un hecho ilícito suficiente para causar determinados daños a una persona; daños diferentes a lo que entendemos por costas procesales; pero ello debería ser materia de un proceso posterior al que hubiere sido la causa de esos daños diferentes. No pueden reclamarse esos “daños diferentes” simultáneamente en el mismo juicio que supuestamente sería la causa de esos daños.
En este orden de ideas se inadmite la reconvención planteada. Así se declara.